Actualmente el mundo se enfrenta
a la pandemia de COVID-19, causada por un nuevo coronavirus llamado SARS-CoV-2.
Ante la creciente propagación de fake news es importante resaltar que no
es la primera vez que la sociedad moderna se enfrenta con esta familia de virus.
En 2002-2003 el SARS ocupo los titulares de todo el mundo y en 2011 tuvo su
oportunidad el MERS, ambos virus tuvieron un origen zoonótico (de animales a
humanos), entonces la situación actual no debería parecernos tan extraña después
de todo, aunque es cierto que ni el SARS ni el MERS tuvieron los alcances del SARS-CoV-2.
El primer paso para tratar de
encontrar tratamientos eficientes o una posible vacuna contra el virus es
entender como funciona. Las tecnologías de secuenciación actuales indican que
el genoma del SARS-CoV-2 se encuentra íntimamente relacionado con los genomas
del SARS-CoV y MERS-CoV, lo que permite hipotetizar e incluso predecir como el
sistema inmune puede actuar contra el virus y como el virus podría evadir esas
respuestas llevando a complicaciones más severas e incluso la muerte. A través de experimentos in
vitro se confirmó que el virus utiliza como receptor a la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) para entrar en las células a través de su interacción con el dominio de unión al receptor de proteína espiga (RBD). Algo interesante es que muchos animales expresan el receptor ACE2, lo cual podría explicar la transmisión inter-especies.
Inmunopatología de COVID-19
El sitio inicial de infección es
desconocido y la patogénesis se encuentra bajo investigación, modificándose día
con día gracias a los datos obtenidos a nivel mundial. La mayoría de los
pacientes con COVID-19 sufren afección pulmonar debido a que es una enfermedad
respiratoria. El modo primario de infección humano-humano es a través de contacto
cercano, el cual ocurre a través de pequeñas gotas liberadas por individuos
infectados al toser o estornudar, razón por la cual el distanciamiento social
es la principal arma para frenar la expansión del virus. Otro aspecto
importante es que el virus presenta un periodo de incubación que puede ir desde
los 2 hasta los 14 días, generalmente es asintomático, sin embargo, el virus
puede ser transmitido en este lapso de tiempo.
Una vez transcurrido el tiempo de
incubación, aparecen algunos síntomas como fiebre, fatiga, tos, dolor de
garganta y problemas para respirar. Otros fenómenos identificados después de adquirir
la infección es la disminución en el conteo de glóbulos blancos y neumonía. Adicionalmente,
en un estudio realizado en 41 pacientes que presentaban altos niveles de
citocinas proinflamatorias se observó un incremento de la IL-2, IL-7, IL-10,
G-CSF, IP-10, MCP-1, MIP-1A y TNF-α. Esta tormenta de citocinas puede iniciar
la sepsis viral e inducir daño pulmonar asociado con inflamación, dando lugar a
otras complicaciones como neumonitis, síndrome de dificultad respiratoria aguda,
falla respiratoria, falla de órganos y potencialmente la muerte. Las complicaciones
anteriores se observan principalmente en personas de edad avanzada o en
aquellas con una comorbilidad como hipertensión, enfermedad cardiovascular o
diabetes.
Los datos acerca de COVID-19 se
encuentran en constante evolución, una gran cantidad de información es generada
todos los días para tratar de comprender mejor la naturaleza del SARS-CoV-2. En la siguiente entrada
del blog se profundizara en la respuesta inmune innata contra el virus.
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